Un nuevo modo de estar presente

Edistio Cámere 

Todo parece indicar que, a mitad del próximo año se reanudan las clases presenciales en los colegios. No pocos afirman que una nueva normalidad espera a los alumnos al regresar a las aulas. Confieso que esta frase nueva normalidad, despierta mi curiosidad: ¿a qué hace referencia? ¿a vivir entre protocolos preventivos sanitarios: uso de mascarillas, guantes, geles, limpiezas responsables y desinfecciones continuas …? ¿a desenvolverse respetando las medidas del distanciamiento social o perfilando actividades que minimicen o desfiguren las relaciones interpersonales -vis to vis – y, al extremo la relación profesor-alumno, padres de familia y escuela, etc.? Lo primero – con la prudencia del caso, obviamente y sin someter a los integrantes de una comunidad educativa a rigores formalistas ni a temores paralizantes, es entendible, necesario y pertinente…, hasta que las autoridades sanitarias, políticas y el sentido común digan lo contrario. 

 El segundo aspecto como apunta a lo más sustancial del ritmo, del estilo y del norte de la escuela, es menos inocente.  No se dice que luego de haber asimilado las enseñanzas y las consecuencias del Covid 19 se retornará a la normalidad. En efecto, la frase que se dice en tono imperante es que se alcanzará, se logrará una nueva normalidad porque ya se tiene previsto una suerte de  modelo, de paradigma a imitar y seguir como normalidad. En efecto, bajo el paragua de una nueva normalidad caben toda una serie de concepciones, desde aquellas que privilegian una educación exclusivamente virtual; aquellas que intentan deconstruir los cimientos antropólogicos realistas de la actividad escolar; hasta aquellas que procuran alterar el curso de las relaciones – igualar, oponer o eliminar-   entre los protagonistas de la acción educativa: alumnos, docentes y padres de familia. 

Intentar equiparar en este contexto – como equivalentes – normalidad y radicalidad haciendo referencia a los cambios que se producen con ocasión de las vivencias experimentadas, olvidan que lonuevo es lo que se advierte en el presente. En este sentido, la nueva normalidad ha sido una característica transversal y distintiva de este año, por lo que las decisiones, acciones y aprendizajes logrados en el presente periodo lectivo, no serán nuevos ni de estreno, servirán para crecer el año 2021. 

Prefiero hablar de un nuevo modo de estar presente al regresar a la escuela, más que hablar de alcanzar una nueva normalidad. Sin duda, este 2020 los docentes han desplegado mediado por una “pantalla” su quehacer educativo. Este procedimiento jalonó respuestas creativas, aprendizajes distintos, habilidades pertinentes a la realidad, adaptaciones y acomodaciones en materia de hábitos, usos y costumbres; en suma, las preguntas formuladas – cual examen – por la situación reclamaban soluciones mixtas: mezcla de lo conocido y de lo inédito. ¡cuántas lecciones aprendidas! Mientras tanto, a medida que los días transcurrían y la inmediatez de los problemas urgía atención, la dinámica, la vivacidad y el ritmo de la escuela se alejaba. Los mismo que se perdía el sabor de las relaciones con los colegas y alumnos, la calidez, el ajetreo y la tensión del aula se iba configurando como un buen recuerdo. 

A estas alturas del año escolar, la mirada y posición de las escuelas y sus docentes es más objetiva y realista, asimismo, los desánimos e incertidumbres son mucho menores, comparando con los albores de la pandemia. Por tanto, se está en mejores condiciones de ir perfilando el posible retorno a las clases presenciales. ¿Cómo será ese regresar? No sustancialmente distinto en términos de relaciones interpersonales y del ritmo propio de la escuela: juegos, risas, estudio, el dictado de clases, deportes, conversaciones, exámenes…etc. Creo que este tiempo alejado de las aulas ha sido valioso para mirar hacia dentro de la actividad escolar y de cada acción docente. Tengo la certeza de que muchos directores y más docentes reflexionado, pensado y se han hecho cargo, de lo bueno que dejaron de hacer y de lo mejor que pueden incorporar tanto en la conducta profesional como en lo personal. Más que las actividades y tareas provenientes de la importación de herramientas tecnológicas, de programas exitosos foráneos o de sistemas que cambien los términos de referencia escolares, los cambios que dejan huella y permanecen están en cada uno, por eso, los profesionales de la educación – como consecuencia de mirar y sentir, la escuela a lo lejos – sabrán redescubrir lo valioso de su acción educativa para cambiar hacia lo mejor. En suma, más que alcanzar una nueva normalidad, la meta es regresar a la escuela con un nuevo modo de estar presente.

 


2 respuestas a “Un nuevo modo de estar presente

  1. «Más que las actividades y tareas provenientes de la importación de herramientas tecnológicas, de programas exitosos foráneos o de sistemas que cambien los términos de referencia escolares, los cambios que dejan huella y permanecen están en cada uno, por eso, los profesionales de la educación – como consecuencia de mirar y sentir, la escuela a lo lejos – sabrán redescubrir lo valioso de su acción educativa para cambiar hacia lo mejor. En suma, más que alcanzar una nueva normalidad, la meta es regresar a la escuela con un nuevo modo de estar presente.»

    Sin negar que lo que se espera y desea es que esta situación se supere, no podemos dejar de notar y señalar que en muchos, felizmente, lo que evidencia el ímpetu humano frente a las adversidades, se ha renovado el compromiso libremente aceptado y asumido, de relacionarse, de afectar y dejarse afectar por otros seres humanos, en las casas, en los centros de estudios, en los trabajos e incluso en los vecindarios. Realmente, en muchos, se ha extrañado, y valorado, el encuentro humano, resaltando su importancia, como un aspecto del «no sólo de pan vive el hombre». Y esto referido a la escuela, al estudio, seguramente va implicar, una renovación, otra vez, «en muchos», padres, profesores y alumnos, del lugar que tiene la presencia en la transmisión de conocimiento, información, educación.
    Muy acertado por esto sr. Edistio, su diagnostico y proyección sobre lo que ha ocurrido y podría (va ha) ocurrir. Cómo indica la sabiduría de la experiencia, toda crisis es una oportunidad de cambio, para bien. Buenas noches.

    1. Every que grato leer nuevamente su comentario, el cual comparto. En verdad, más que pretender cambios en las sustancias, lo que se pretende es dar a cada profesor la libertad y autonomía para afirmar o corregir lo accidendental
      Muchas gracias

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