En pos de lo mejor

Edistio Cámere

Un maestro paseaba por el bosque con su discípulo cuando vio un lugar que le llamó la atención. Al acercarse, constató su pobreza y descuido. Se aproximó al padre de familia y le preguntó: ¿En este lugar no existen señales de trabajo ni comercio, como hacen para alimentarse y progresar? El señor respondió: «Tenemos una vaquita que nos surte de leche a diario. Con una parte hacemos trueque y con el resto producimos queso y derivados para nuestro consumo; así es como sobrevivimos”. El maestro se retiró cortés pero pensativo. Una orden sorprendió al discípulo: “busca la vaquita y desbarráncala” y, a regañadientes, cumplió. Esa acción quedó grabada en su memoria, tanto que, un buen día, retornó para pedir perdón y ayudar a la familia.

A medida que se aproximaba, los campos de cultivo pintaban de verde y las huellas del progreso eran visibles. Por un instante pensó que se había confundido de dirección. Cuando se encontró con el dueño la vaquita, asombrado le preguntó: “¿cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida? – “Teníamos una vaquita que cayó por el precipicio y murió, de ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar habilidades que no sabíamos que teníamos, así alcanzamos el cambio que ven sus ojos ahora”.

Cambiar, remover modos, estilos de comportamiento que, si bien tienen resultados favorables, nos mantienen en la comodidad, en la rutina. Para ir a más, el esfuerzo debe ser sostenido. La vida no es para contemplarla, para ensebarla sino para gastarla, consumirla en el propio desarrollo y en el de los demás. La leña se consume brindando calor. Cuando se corre, se pierden sales, minerales y el equilibrio del reposo. ¿qué se gana a cambio? Mejor flujo circulatorio, respiratorio, mayor resistencia, mayor velocidad y el hábito del esfuerzo. Pero si, además, se pretende ser un gran corredor se renuncian a otras cosas buenas: dormir hasta tarde, comer todo lo que se antoja, etc. Cuanto más alto y grande es la meta o el bien por alcanzar, se tiene que dejar de lado acciones positivas pero inferiores con relación a lo que se espera obtener. 

         Los resultados pueden venir, el premio puede estimular, pero alegrarse solo con ello, limita. Alegrarnos, en cambio, procurando hacer las cosas bien, esforzándonos y poniendo en cada acto, alma, corazón y vida, cambia interiormente y nos hace mejores personas. Así nos preparamos para seguir haciendo bien cosas buenas.  Los modelos sociales que miran hacia la uniformidad se presentan bajo envolturas atractivas y vistosas. Ir contracorriente, implica no dejarse atrapar por esas imágenes. El picaflor se divierte yendo de flor en flor y en eso gasta su vida. La gaviota otea el horizonte de palmo a palmo y solo se zambulle para recoger lo que necesita del mar. Con la inteligencia bien formada se conoce y distingue lo bueno de lo malo; con la voluntad uno se adhiere y mantiene en el bien conocido, a pesar de que otros no participen de ese bien ni ese conocimiento.


2 respuestas a “En pos de lo mejor

  1. En muchas ocasiones, cuando alguien logra algo, se escucha decir: ¡Qué suerte tienes! . Considero que el logro de una meta, no es resultado de la suerte sino de la constancia, esfuerzo y la pasión que se pone para lograr ese objetivo. Porque la suerte no depende de nosotros , pero el triunfo sí.

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