AUTORIDAD Y LIBERTAD

Edistio Cámere  

          En días pasados me tocó la delicada tarea de discurrir – frente a un auditorio compuesto por padres y sus hijos de 12 años – acerca de la importancia de la autoridad y de la libertad.  Menuda faena la mía porque si inclinaba la balanza hacia uno de los lados, tendría – sin duda – un considerable número de oyentes con los ojos en el expositor pero la mente entretenida en otros afanes.

          La primera estrategia consistió en dirigirme a los niños: ¿Recuerdan algo de geografía? Su reacción fue de sorpresa… aunque alcance a oír tímidos ‘síes’ que me dio entrada para añadir: “me imagino que todos ustedes han visto un río, ¿cierto?”  Un río está conformado por la unión de un cauce y del agua. Ambos elementos son distintos pero se complementan.  ¿Se han puesto a pensar qué sucedería con el agua si no tuviera un cauce que la contuviera? Entre otras cosas, se derramaría, perdería fuerza, se desviaría, no llegaría a su destino, y más aún no formaría parte de un río.  Ahora, consideremos, ¿Qué sucedería con el cauce  si no hubiera agua? Luciría estéril, no conduciría nada, sería inútil, no habría vegetación en su paso y tampoco sería parte de un río. Cómo podrán advertir ambos elementos, son diferentes pero se necesitan uno del otro y se complementan, precisamente porque juntos logran conformar un río: gran objetivo.

          Uno de ustedes – en representación del agua – podría decir: no quiero cauce porque me limita  y corta mi libertad.  ¿Es cierta, tal afirmación? Veamos que ocurre con el agua en su recorrido. De seguro, encontrará periodos calmos, apacibles y serenos; piedras pequeñas y grandes que tendrá que modificarán su velocidad; se enfrentará situaciones de turbulencia y de rápidos e incluso lluvias torrenciales que podrán hacer salir de madre al agua. En general, el agua se podrá topar con realidades que no son originadas por el cauce, sino más bien que son parte de su curso, pero gracias al cauce llegará a su destino final.

          Ustedes, alumnos, son como el agua y sus padres como el cauce.  Llegar a la adolescencia y pensar que es momento de librarse del cauce, significa perder ricas y variadas oportunidades para llegar a buen puerto. La verdad es que no se pierde la libertad cuando uno se deja conducir, porque cada persona tiene una vocación, una misión que tiene que descubrir y engrandecer por sí mismo, tarea que nadie la puede suplantar ni falsificar.

          Padres pensar que sus hijos ya son adolescentes, por tanto, para no complicarse la vida relajan su función de ‘cauce’ es ponerse de espaldas de cara a sus necesidades.  Cuando se conduce, cuando se ‘dice que no’ la paternidad no se pierde, se hace fuerte y confiable.

         En general, se relaja el ‘cauce’ o la autoridad porque los adultos hemos perdido la seguridad y la capacidad de definir qué queremos ofrecer como modelo a nuestros hijos. El mantenimiento de los valores y de los rasgos clásicos se ha transformado en un formalismo, basados en rutinas e imposiciones políticamente correctas que debilitan la autoridad. En este sentido, el único camino alternativo consiste en vivir lo que se cree valioso y atractivo del pasado; o bien ese camino vivirlo de tal modo que constituya una alegría para nuestros hijos  formar parte de él. Las tradiciones no se perpetúan con la enseñanza y el aprendizaje sino a través de los ejemplos.

          Son ustedes parte de un equipo que tiene ‘funciones distintas’ pero empeñado en un mismo fin: como padres y como hijos ser personas de bien.

 


3 respuestas a “AUTORIDAD Y LIBERTAD

  1. Estimado Edistio

    Aprovecho este tu mensaje para desearte en el 2014 la continuación exitosa de tus labores profesionales en el campo educativo. Al mismo tiempo te agradeceré incluir en la lista de distribución de EntreEducadores a mi compañera Emilia Duran quien como tu, es psicóloga y dirige un colegio, primaria y secundaria, en la costa Atlántica de Costa Rica.

    Abrazo

  2. Interesante metáfora para explicar menudo tema conflictivo en el mundo actual. Si la misma fue espontánea, bueno mucho mejor, y Bravo!!! Por otro lado la realidad nos enfrenta a nuevos desafíos tecnológicos que colocan a jóvenes cibernéticos en posición de obtener información a espaldas de adecuada supervisión de los padres y/o maestros. Si se me permite, me pareció inapropiado, desde que lo escuché por primera vez, que muchos psicólogos, fomenten ese esquema mental de sugerir a los padres como amigos de sus hijos. Los amigos, por lo general, no corrigen a los amigos, es más, entre amigos se protegen. El del padre, es un rol de guía, de modelo, y de corrector en casos de desviación. Se distorsiona esa relación de familia al querer colocar a padre e hijo en el mismo plano emocional de amigos. Me ha parecido, y me parece aún, que muchos consultores de educación recurren al facilismo para tratar conflictos familiares que merecen mayor dedicación profesional.

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