¿EL DOCENTE DE LA ESCUELA PRIVADA ES DE OTRO PLANETA?

Edistio Cámere

No puedo menos que expresar mi complacencia por el incremento de los haberes de los docentes nombrados, de los contratados, así como los auxiliares.  De acuerdo con la Ley N.° 31638, Ley de Presupuesto del Sector Público para el Año Fiscal 2023, el incremento remunerativo será de S/500, entregado en dos armadas: doscientos cincuenta soles (S/. 250.00) en marzo y el saldo en el mes de noviembre.  En buen romance, un docente de la escuela pública – por una jornada semanal de 30 horas – pasará a ganar tres mil cien soles (S/. 3,100.00). Asumida la decisión política, se acrecienta el presupuesto para el Sector y, si no faltase dinero, se alzan los impuestos. El Minedu no tiene que pedir autorización a ninguna institución, ni a los padres de familia para mejorar los sueldos a los profesores. Es más, cuando sube los haberes, es aplaudido. Insisto. Estoy de acuerdo con mejorar los niveles salariales de los docentes de la escuela pública, su labor lo amerita y, además, les permite proyectar su futuro al medio plazo. Pero lo que no entiendo es el por qué la escuela privada, que atiende al 25% de la educación básica regular, tiene que sortear escollos, reglas, campañas en su contra y denostaciones de los medios de comunicación, cada vez que busca incrementar sus ingresos para atender las necesidades institucionales y las de sus docentes.

Casi el 58% de los colegios los privados tienen una pensión hasta trescientos soles (S/. 300.00) y el 26%, el monto de sus pensiones fluctúa entre trescientos un sol hasta seiscientos soles (S/. 301.00 hasta S/. 600.00) Con esos montos, difícilmente podrán retener a sus profesores. En no pocos colegios, se está evidenciando una suerte de éxodo hacia el Estado: mejores ingresos y menos permanencia en la escuela.

Ratifico mi saludo al incremento de los sueldos de los docentes públicos, pero mientras no haya normas o estímulos que liberen razonablemente las trabas y controles que penden sobre los colegios privados, esa medida se torna en “competencia desleal”. ¿Por qué los docentes del estado trabajan menos horas que los privados? ¿Bajo qué supuestos se decide restarle diez horas de atención a los alumnos de los colegios del estado? ¿Por qué cada vez que una escuela privada busca mejorar en algún aspecto institucional, se le frena con farragosos trámites? La visión miope del Estado peruano en general distorsiona su percepción con respecto a la iniciativa privada. Ésta no es su enemigo, ni quiere usurpar sus espacios, tan solo busca trabajar y aportar a la sociedad en la que influye.

Para el Minedu – en la práctica –  los docentes de la escuela privada son de segunda categoría: ganan menos y trabajan más. Qué pena, porque la idea es trabajar en conjunto la escuela privada y la pública, en procurar de dibujar un sistema educativo nacional. Pero mientras que la iniciativa privada este dedicada a “defenderse” del Minedu, poco podrá hacer para mejorar juntos la educación peruana.


Deja un comentario