Por Edistio Cámere
Luego de terminada la función de cine, un padre de familia, con todo el entusiasmo e ilusión de iniciar una conversación, pregunta a su hijo de 13 ó 15 años: ¿Qué tal la película? Como respuesta recibe un lacónico: “Normal”. Me imagino el rostro de aquel buen padre. Minutos antes: sonrisa en los labios. Luego se suceden, como en cámara rápida, gestos de desconcierto, de asombro… y mientras reacciona el diálogo ha concluido. También puede darse la misma escena pero en vez de “normal” la respuesta podría ser “maldito”.
Lo propio ocurre con el uso de las lisuras que, como estribillo inconexo, coronan los finales de cada frase. En no pocas ocasiones las ‘malas palabras’ intercambian en el uso a los sustantivos y adjetivos con asombrosa precisión. El vocabulario se reduce entonces a finos matices de contexto, de inflexión de voz o gestos para expresar una emoción o un hecho.
Una cosa es cierta -por lo menos, creemos interpretar el sentir de no pocos adultos-: la comunicación con los jóvenes se nos hace cuesta arriba. Algunos optan por mimetizarse utilizando sus mismas expresiones, ante la mirada condescendiente y atónita de los mismos chicos. Otros, dimiten en el intento pensando que es mejor interactuar cruzando las menos palabras posibles. No pocos quisieran esperar a que sean mayores para poder conversar.
La realidad es que es parte del proceso de ser adolescente el utilizar códigos singulares. En el lenguaje propio no radica el problema. El problema reside en la extensión y en la repetición de esos ‘códigos’ que tienden a reducir el vocabulario haciendo onerosa la comunicación franca de los jóvenes. Sin pretender una afirmación categórica, los ‘códigos juveniles’ tienen una característica en común: son impersonales, por tanto, no obligan, no entrañan compromiso, aunque ellos no lo adviertan o lo refuten febrilmente.
Cuando un joven afirma que la fiesta fue ‘maldita’, el padre inquiere en busca de mayor explicación. El sinónimo que sacan de la manga puede ser: “Fue paja”. Difícilmente podrá obtener del joven expresiones tales como: “Sí, me gustó, me divertí, la pase muy bien…” ¿Es mucho pedir? También se escucha dichos ‘códigos’ referidos a personas: “Es maldito… Es un cuero”. Es comprensible que el joven, viviendo intensamente el presente, utilice términos que grafiquen una situación que no se sabe si tendrá mañana. Pero resulta preocupante que no suscriba con su ‘yo’ una vivencia gratificante o frustrante.
En honor a la verdad, hay que reconocer dos hechos fundamentales. Primero, la juventud actual vive (o presume vivir) en un ambiente estridente y de frenesí, abierto a intensos cambios de ritmos y de experiencias. La cultura de la imagen deja su impronta en el estilo de su comportamiento. Es un mundo ingente de emociones que difícilmente se pueden procesar.
Segundo, la adolescencia, como periodo evolutivo, se caracteriza por el “descubrimiento y afirmación de su yo”. Quiere experimentar, ser protagonista principal en su grupo de pares. Ese mundo interior en proceso de formación aún es débil y poco sólido, pero no por ello menos rico y sensible. Sin embargo, se halla expuesto y desprotegido. Tal vez por ello no quiera asumir compromisos mientras va descubriendo y conquistando el mundo. El usar ‘códigos’ impersonales es quizá una forma de parapeto, de defensa para no ofertar sus sentimientos más íntimos.
Por eso, ante una respuesta lacónica de “normal” o “maldito” los padres no debemos sentirnos incómodos o alejados. Busquemos que nos describan, que nos narren los hechos más significativos, luego la conversación continuará a buen puerto. Los vocablos juveniles no son modos de cerrar la puerta para no hablar o para manifestar desinterés por las cosas. Simplemente, la puerta está junta para que los padres, con gracia y cariño, la empujen para que se abra de par en par.
A propósito de las lisuras
El tema de las lisuras es capítulo aparte. Ayer los adultos, en escenarios específicos, las empleaban. Hoy es lugar común tanto para los adultos como para los jóvenes. El sexo tampoco marca el predominio. La única diferencia es el tono de la voz. Fuera de ella la ‘democracia’ campea en el uso de las lisuras. Escuché decir una vez a un médico psiquiatra que con las lisuras se expresan las malas emociones. Es decir, tienen el efecto de drenar tensiones, pasiones y, en general, las cargas negativas contenidas producto de algún hecho o situación determinada.
Bajo esta óptica las lisuras tenían un sentido que actualmente gracias a su empleo tan extensivo y cotidiano se ha perdido. Se emplean más para ‘aderezar’ que para drenar. Antes las lisuras -por su poco uso y ubicación apropiada- tenían la virtud de zanjar una discusión. Señalaban el fin de una querella. Eran como una llamada de atención severa que a cuyo sonido “las aguas se calmaban”, frenando toda intención de violencia física. El liarse a golpes, en rigor, era una situación extrema para defender el honor.
Hoy, sin embargo, el uso y la ubicación de las lisuras se ha trivializado. Se emplean en cualquier momento y circunstancia, incluso una de ellas alegremente adjetiva el lema de “Viva el Perú c…”. ¿Cuál es el riesgo? Han perdido su sentido. No sirven para expresar malas emociones (¿será que la vida es tan, pero tan difícil que sólo nos queda expresar malas emociones en todo momento y circunstancia?). Han perdido esa propiedad de la luz roja que cuando se enciende todos esperan o se detienen. ¡Imaginemos por un momento una gran ciudad, Lima por ejemplo, sin luz roja en los semáforos!
El empleo inoportuno de las lisuras nos ha privado de un arma fundamental para evitar la violencia. Cuando alguien molesta o fastidia, el afectado le lanza con energía una retahíla de lisuras que a ese alguien no lo intimida, las escucha como quien oye un ruido de claxon; por tanto, al molestado no le queda más remedio que ponérsele cara a cara dispuesto a todo.
La violencia física actualmente se ha incrementado. La razón fundamental y extrema es que se ha perdido el valor y la dignidad de la persona. La frase elocuente y positiva del “qué bueno que existas” se ha cambiado en la práctica a aquella “me es igual que existas o no”. Las guerras, las guerrillas, el terrorismo, los homicidios, el maltrato y las torturas se alimentan de la falta de respeto a la persona humana.
Las lisuras reflejan por la cotidianeidad de su empleo -aunque paradójicamente por la frecuencia de su uso los adolescentes no lo adviertan- una falta de respeto a la persona. Es probable que muchos adolescentes utilicen las lisuras como moda o estilo juvenil de comunicación. No lo pongo en duda. Pero las formas también son parte de la cortesía, del cariño y del respeto.
La trivialización de los valores, de los sentimientos, de los compromisos, etc., es un mal que corroe a nuestra sociedad. Todo tiene que ser público y a pedido del público. Tenemos que recuperar la jerarquía y orden de las cosas. Si los jóvenes -agentes de cambio- no son capaces de acometer esa tarea ¿quién lo hará? Los adultos podremos ayudarles de muchas maneras. A mí se me ocurre una fácil: defender el correcto uso de las lisuras. Habremos hecho, con ello, un buen aporte.
Coincido plenamente con el artìculo. Existen jóvenes a quienes les cuesta mucho trabajo expresar sus sentimientos y se ven reducidos por frases como «bien» «chèvere» y la última de las expresiones de influencia gringa «está sólido» es decir fuerte, buena. Y creo como el autor, que èsta actitud no debe alejarnos del inicio de una comunicación. He tenido buenos resultados cuando le sugiero a mi hija una película y le digo «me han contado que està bravaza» ella de inmediato asume que la pelìcula le gustará. Y no puede evitar la sonrisa cuando me escucha sus términos. Obviamente en el tiempo he trabajado indirectamente contenidos un poco más interesantes, como por ejemplo :la música, la fotografía, efectos y los diàlogos de la película. Ahora luego de ir al cine con ella con normalidad menciona estos aspectos. Pero es un trabajo lento, sin presiones. Lo mejor es iniciar una conversación sin adelantarnos a los comentarios que muchas veces censuran su comportamiento. Es verdad, los padres estamos ahí observándolos y depende de nosotros de cómo abordemos los temas con ellos sin escandilizarnos, así podremos abrir la puerta que ellos muchas veces «adrede» dejan entreabierta
Estimado Edistio.
Mi nombre es Gloria Huarcaya y nos conocimos en Piura hace poco cuando vino la congresista Fabiola Morales. TRabajo en el Instituto de Ciencias para la Familia y estoy encargada del tema de Comunicación
He visto rápidamente tu blog, y veo que eres muy productivo!
Quería hacerte conocer en detalle el proyecto de investigación que desarrollaremos con adolescentes.
Toda la información la puedes encontrar en el blog que hemos creado:
http://educacionyjuventud.wordpress.com
Te agradecería también si puedes enlazarnos desde tu blogroll.
Gracias por tu atención
Gloria
Tambien coincido con el contenido del articulo, la violencia en este caso verbal es igualmente nociva para un sano desarrollo, como persona, como profesor y miembro de una familia con adultos mayores y niños no podria avalarlo.Sin embargo flexivilizar algun termino de vez en cuando para darle enfasis a un tema a un consejo o recomendacion, me ha servido en acercarme a los jovenes, esto no quiere decir descender a la trivialidad manchando el lenguaje normal o perder la autoridad. Sin enbargo hay que decirnos a nosotros mismos y a los jovenes que hay un deber ser tambien en el lenguaje cotidiano y amical que hace agradable una conversacion y una amistad.
Estimado Edistio:
Gracias por enlazarnos desde tu blog. Quería tu autorización para reproducir el artículo sobre el lenguaje de los adolescentes. Espero tus comentarios.
Gracias!
Gloria Huarcaya
es bueno saber , que expresan los jovenes en sus , jergas para saber , su lenguaje coloquial , de las personas , de las cosas , hasta de lo que piensas , de la vida y como afrontarla.
Es una forma muy buena de saber el como los jóvenes se expresan las palabras que emplean y el significado que les dan y para saber entender cuando se estén dirigiendo hacia otras personas
Jessica, gracias por su comentario. Estoy seguro que cuanto más conozcamos el estilo de conducirse de los jóvenes, entablaremos con ellos relaciones objetivas, cordiales y orientadoras
Cordialmente
Edistio Cámere
yo pienso que ningún joven presume o pretende vivir, el joven en verdad vive en un entorno de cambios por otro lado estoy de acuerdo en que el joven adolescente esta en un periodo evolutivo donde tiene cambios y vive lleno de emociones y experimenta muchos tipos de situaciones por lo mismo quiere ser el protagonista de su vida y expresarse de la manera que a el y no a los demás le parezca correcta y muchas veces el adolescente tiene un muy pequeño vocabulario pero que en la manera en que va cambiando y madurando y que ya tubo experiencias y por ello consecuencias buenas o malas va adquiriendo experiencia y un más amplio vocabulario
Ariadna
Gracias por escribir. Lo importante, creo es reconocer que no existe el ‘adolescente’ sino uno con nombre y apellidos concretos,que ama, crece, sufre y tiene ideales. A ese concreto hay que acompañarlo es su tránsito a la adultez; camino no exento de dificultades y tropezones.
Cordialmente
Edistio Cámere
Hola pues yo opino que hemos cambiado mucho las palabras para ahorrar un poco de tiempo y así hacernos la vida mas fácil pero lo que no sabemos es que nos hacemos mas mediocres al hacer esto por que así no sabemos el significado de algunas palabras que podemos utilizar de una manera correcta en nuestra vida cotidiana además de que la ortografía al no ser practicada cuando queremos hacer un escrito importante ya no sabemos utilizar ciertas palabras.
Omar
Gracias por escribir y compartir tu acertado comentario. Como bien dices, por una parte se gana y por otra se pierde, lo interesante es lograr el equilibrio en el hablar.
Cordialmente
Edistio Cámere
OK… bueno debemos de entender que el joven mas bien el lenguaje joven que se utiliza mediante todos estos jovenes y me incluyo ami no es igual al de atras tiempo ya que a venido cambiando.Lo hemos vennido cambiando nosotros mismos de generacion en generacion asii que cuando aun padre se le contesta de una manera digamos incierta no es por que nos caiga maal por que nos pregunte si no que simplemente aaa cambiado la forma en como podemos contestar a veces si y lo admito nos agarran en nuestros 5 minutos de enojo peroo eso no significa que nos qerramos alejar de ellos ..
a todo esto y concluyendo mi comentario pienso que los jovenes podriamos ser mejores teniendo un mejor lenguaje eso le podria a yudar a Mexico y mas que nada nos ayudariamos a nosotros mismos !!!
Alvaro, es un muy buen comentario. En realidad, el único modo para que entre los jóvenes y los adultos exista un acercamiento, es através del dialogo, respeto y aceptación mutua.
Cordialmente
Edistio Cámere
mmm pues yo digo que nosotros como jovenes debemos de tratar de entender que los adultos no nos pueden entender en todos los aspectos ya que el tiempo a cambiado mucho y el lenguaje de los adultos no siempre fue ni va a ser igual al de nosostros, pero de igual forma los adultos tienen que respetar nuestras opiniones y forma de comunicarnos tambien en algunos casos tratar de entendernos….
Maribel
El afecto, el respeto, la atenta y real escucha son pilares para la buena relación entre jóvenes y adultos. Ambos tienen mucho que aportar y aprender. Las buenas formas ayudan a la comprensión mutua.
Muchas gracias por el comentario
Cordialmente
Edistio Cámere
Yo apoyo a Álvaro en ese comentario tan acertado por que no solo lo cambia una persona sino son millones y millones de jóvenes los cuales piensan erróneamente y piensan que no afectaría nada pero en realidad no es así por que con un punto puede darle otro sentido a la oración y con otra pronunciación puede que la sociedad entienda o no a tu mensaje que quieres que sea emitido
Omar, no olvidemos que los jóvenes pueden tener una mirada limpia y creativa frente a los cosas y situaciones que ocurren en la sociedad. ¡Cuántas iniciativas de los jóvenes dado un nuevo giro y sentido a la vida de una persona mayor! Por eso es importante, que las buenas relaciones entre adultos y jóvenes se cultiven y fortalezcan.
Gracias por tu comentario.
Cordialmente
Edistio Cámere
Opino que también el lenguaje que utilizan los jóvenes de hoy en día se debe al entorno en que se desarrollan con las personas que se vinculan y el uso que le dan a la palabras y los modismo que emplean. Ese mismo lenguaje se debe también a la falta de valores entre los jóvenes y su respectivo entorno.
Jessica, interesante tu aporte. La ausencia de valores lleva – entre muchas cosas – al individualismo, que afecta tanto a los jóvenes como a los adultos. Cuando se reconoce la importancia «del otro» no interesa que sea joven o no, lo relevante es que es una persona con inteligencia y libertad que tiene mucho que aportar como ser único e irrepetible. Desde está óptica todos somos originales: origen de pensamientos y sentimientos, por tanto, la escucha y acogida es el mejor camino para darles su lugar y reconocimiento.
Gracias por tu comentario.
Cordialmente
Edistio Cámere
yo digo que a esto también tiene que ver el entorno en donde viven, los adolescentes buscan comunicarse en una forma moderna y no muy formal como lo aria un adulto por lo mismo crean, modifican e inventan su lenguaje. Para ellos el lenguaje que tienen es muy adecuado y fácil así que lo adoptan y los llevan a acabo entendiéndose entre ellos mismos
Ariadna, efectivamente, el entorno deja su impronta. Además entre pares el lenguaje tiene unos códigos comprensibles tan solo para ellos.
Gracias por tu comentario
Cordialmente
Edistio Cámere
mmmm ami me da gusto que a nosotros nos interese una buena comvivencia y tengamos interes en saber lo que pensamos pero tambien en muchos casos sucede que no siempre o almenos no hay muchos adultos a los que tambien les interese o que sepan manejar una computadora asi que realmente no podemos expresarnos mucho aqui ya que ellos nunca lo notaran…..
Maribel, hay muchos modos para hacerse notar ante los adultos, tanto como los que pueda fabricar el afecto. El que uno sea adulto no es garantía de madurez extrema, también tenemos nuestros temores, inquietudes, agobios… y encima nos falta sencillez para reconocerlo y pedir ayuda. Comprendes Maribel la ayuda que puede ofrecer a un adulto tomando la iniciativa.
Cordialmente
Edistio Cámere
En efecto el entorno importa muchisimo en como hablen los adolescentes por que aveces lo hacen para ser aceptado entre un grupo de personas aunque no sea lo correcto
Omar, es verdad la presión de grupo, el sentido de pertenencia juega un importante papel en el equilibrio emocional del adolescente. Por eso a veces acaba haciendo cosas que no haría sino fuera por sentirse aprobado o aceptado.
Cordialmente
Edistio Cámere
mmm demiciado interesante lo que piensan los jovenes sobre esto pero pienso que como va avanzando todo el lenguaje va cambiando y sobre todo para los jovenes
tambien en esto influyen las personas que nos rodean como nos tratan y asi por eso buscamos un lenguaje o escritura que solo entre amigos nos entiendamos bien sin que los padres, maestros,etc se enteren
Nayali, gracias por escribir estos comentarios. Es lógico que entre los jóvenes tengan modos de hablar propios, a través de los cuales se comunican y apoyan. Ellos estrenan una nueva vida y, sobre ella hay tanto que decir. Sin embargo, esta realidad no es obstáculo para que en otros momentos y de otras cosas hablen con los adultos.
Cordialmente
Edistio Cámere
yo me entiendo y comunico muy bien con mi hijo de 15 a pesar de que usa «su idioma adolescente», lo que si no permito es que hable lisuras delante mío. le pido que las hable con sus patas pero no conmigo ni con otros adultos. con esa norma clara nos llevamos muy bien y felizmente es bastante extrovertido y conversador, muy gracioso también (claro, cuando tiene ganas de hablar), porque otras veces solo dice «bien» o «normal» y nada mas. yo respeto sus silencios porque he sido adolescente y recuerdo bien como se siente cuando insisten a que converse cuando no quieres…