Edistio Cámere
“Se cuenta que un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo. El Roble
le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino. La Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa. La Rosa lloraba por no ser fuerte y sólida como el Roble. Entonces encontró una planta, un clavel floreciendo y más fresco que nunca. El rey le preguntó: ¿Cómo es que creces tan saludable en medio de este jardín mustio y sombrío? La flor contestó: Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías claveles. Si hubieras querido un Roble, lo habrías plantado. En aquel momento me dije: Intentaré ser Clavel de la mejor manera que pueda y heme aquí, el más hermoso y bello clavel de tu jardín”.
El afán por compararse se ha convertido casi en un ‘deporte social’. El espejo -fiel compañero de innumerables amanecidas – está contristado: ya no puede reflejar a cabalidad al objeto o persona que se sitúe delante; ahora tiende a reflejar como a uno le gustaría verse, mostrar una imagen que sintonice con los modelos o tipos de moda que aparecen en la televisión, o del amigo más popular, o de acuerdo con la estampa que uno se ha forjado en sus fantasías.
Ser mejor no es ser como ‘el otro’; por esa ruta no se arriba a la meta. Las energías se dispersan porque se está más pendiente de lo que no se es o de lo que no se tiene, y menos de quien se es. La insatisfacción consigo mismo es su consecuencia. Pongamos por caso que alguien va a un restaurante con un amigo. Éste ordena carne a la plancha y el otro tallarines a lo Alfredo. Una vez que los platos están a la mesa, de rabillo mira el plato del amigo y piensa: “Ojala hubiese pedido la carne, el mío trae menos, los fideos no pintan bien, él sabe pedir en cambio yo…” Conclusión: no se disfruta la sazón del chef ni de la velada.

Somos lo que somos. Vivimos marchitándonos en nuestras propias insatisfacciones, en nuestras absurdas comparaciones con los demás: «Si yo fuera»… «si yo tuviera»… «si mi vida fuera»… Siempre conjugando el futuro incierto en vez del presente concreto, empecinados en no querer ver que la felicidad es un estado subjetivo y voluntario.
Podemos elegir hoy estar felices con lo que somos, con lo que tenemos; o vivir amargados por lo que no tenemos o no podemos ser. Solo se podrá florecer el día que nos aceptemos y entendamos que somos únicos y que nadie puede reemplazarnos en el cumplimiento de nuestro proyecto de vida. «Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible» (San Francisco de Asís).
Pero la aceptación personal riñe con aquella frase que se suele repetir cuando uno se quiere justificar: “Yo soy así”. Todos tenemos -sin excepción- junto a las ‘eminencias’ (cualidades, talentos), defectos o limitaciones que debemos esforzarnos en combatir. Aceptarse significa ser sencillos para reconocer que nos podemos equivocar, que tenemos que mejorar y también dejarnos ayudar por quien nos quiere. Tan malo es sentirse lo máximo como sentirse lo mínimo; en ambos casos se renuncia a la lucha por mejorar: en el primer caso, porque se piensa que ya se logró la excelencia; y en el segundo, porque se piensa que uno no puede nada. Digamos un ‘NO’ rotundo a esas actitudes. Ser sencillo es ser realista con uno mismo, y facilita el trato, el afecto y la generosidad.
Por último, quien reconoce lo que es y lo que tiene, no solamente podrá mejorar por iniciativa propia, sino que sabrá abrirse a los demás para pedir consejo y ayuda. Solo no se llega lejos, pero con los demás significativos se puede alcanzar grandes metas.
Que tal desafío!!!! El aceptarse a si mismo implica tener que aceptar los retos que la vida nos da…como soy y no como algo malo. En mi propia vida he tenido que luchar con mis discapacidades físicas pero nunca me he quejado. Así vine al mundo y así soy. Lo acepto y lo comparto. Pedir que Luigi sea físicamente igual a todos es pedir ser otra persona y eso yo no podría aceptar pues seria la vida de otro con otros retos que dios no me ha asignado. Así como soy me ha creado Cristo y así tal y como soy con la espalda mal y otros problemas menores de musculatura y así hago deporte (artes marciales jiu jitsu) adaptando las técnicas en función a lo que yo físicamente puedo hacer y así me aceptan mis compañeros de entrenamiento y sabes que cosa? Encuentro el sentido de ser …así tal y como soy …vivo y soy feliz ..no hay otro Luigi como yo y así cumplo mis retos y misión que dios me da!, siendo «luz para las naciones» y esperanza para otros….
Luiggi, ¡que buen testimonio y reflexión! Espero que lo lean bastantes bloggers. Vale la pena.
Y, muchas gracias por poner ese comentario
Cordialmente
Edistio
Querido Hermano,
Decididamente cierto!!!.
Además de oportuno porque nos refresca e invita a insistir en la misión que cada uno tenemos en esta vida. En vez de dejar correr el tiempo pensando en lo que no se hizo, no se es o se podría ser.
Reflexiones como estas nos sitúan para seguir caminando después.
Patricia
En primer lugar gracias por escribir estas líneas. Se agradece y, que bueno que haya sido de utilidad el artículo
Gracias nuevamente
Edistio
Muy cierto lo que dices, estamos estereotipados por los modelos que la sociedad consumista nos impone y es un imperativo ensenar a los ninos y jovenes desde pequenos, que todas las personas somos únicas, diferentes, y muy valiosas, a pesar de las imperfecciones, defectos y debilidades y sombras. solo sabiendonos amadas por Dios y creyendonos únicos y valiosos, vamos a poder corregir nuestros errores, enmendar, tratar de ser mejores cada dia y mirar siempre para adelante, potenciando nuestras cualidades y habilidades y formarnos en virtudes… el consejo para saberte valioso es que tienes una misión unica en esta vida encomendada a ti nomas porque eres único y que Dios te ama
Gladys, muy interesante el comentario. Te animo a que desarrolles más esa idea, de seguro iluminará a muchos de nosotros
Edistio
Si alguna vez alguno de nosotros los seres humanos nos sentimos mal con nosotros mismos por algún error o algun defecto, debemos buscar en lo más profundo de nuestro ser para darnos cuenta de que nadie es perfecto, pero aún con todos nuestros defectos y cualidades, somos cada uno de nosotros personas únicas en el universo, por eso somos especiales y si alguna vez sentimos que no nos queremos o que nadie nos quiere, olvídemoslo, pues eso no es cierto; si te encuentras en esta tierra es porque alguien allá arriba lo quiso así, Él te hizo único y especial porque te ama y nunca te abandona porque eres lo máximo para Él; pero además de Él, hay personas a tu alrededor que te quieren, aunque a veces parezcan ocupados… todos esperamos que cada persona aporte en esta sociedad eso único y original que redundara en beneficio para todos y hara este mundo un poquito mejor, no dejes de cumplir tu mision poniendo cada uno nuestro granito de arena y… no dejes de valorarte a ti mismo para que puedas valorar lo que puedas aportar y logres hacerlo
Gladys, ¡muy buena la reflexión con la que nos obsequias en esta oportunidad!
Muchas gracias
Edistio