LA INSPIRACIÓN EN LA RELACIÓN PROFESOR – ALUMNO

Edistio Cámere

Los alumnos no leen los periódicos, no están enterados de lo que sucede más allá de su propio entorno; no tienen un horario ni hábitos de estudio; no poseen un pensamiento propio menos crítico; no saben decir ‘basta’ cuando del uso de las redes sociales se trata; postergan la realización de sus tareas para el último minuto”… y, un gran etcétera, fueron algunas afirmaciones que un expositor salpico a lo largo de su intervención, las cuales precipitaron en mi mente dos pequeñas reflexiones: a) Señalar que los estudiantes no tengan incorporadas una serie de prácticas sabe a lugar común, más aún si se repiten y ponderan sin proponer alternativas; y, b) Ante una realidad aparentemente difícil de remontar, tanto los padres y profesores corren el riesgo de sentirse justificados con lo que realizan o descorazonados para seguir con su labor educativa.

Los niños y los jóvenes asisten a la escuela precisamente para aprender pero lo hacen siendo coherentes con la dinámica y las solicitudes propias de su edad. Sus intereses se agotan en el ‘ancho’ mundo de su familia, de sus amigos con quienes urden los planes de fin de semana. La niñez y la adolescencia presentan una cierta dualidad en sus características. Un grupo de ellas se aparean con lo inmediatez de los deseos, con el pasarla bien, con las emociones intensas, con el juego y la diversión, es decir, con todas aquellas conductas que tipifican esos periodos evolutivos. El otro conjunto de características se alinea con el despertar de sus potencialidades y talentos. La inteligencia sigue un curso ascendente hacia la comprensión y la abstracción; el carácter comienza a mostrarse; las virtudes asoman diferenciadas en unos y en otros; la convivencia con sus pares promueve nuevos modos de relacionarse; asimismo cada periodo tiene una ‘facilidades naturales’ que bien aprovechadas sientan las bases para el desarrollo sostenido de un alumno.

Teacher and pupil reading bookHoy en día, en los hogares no se cultivan tradiciones culturales como: la lectura, el dialogo, las tertulias sobre temas de actualidad, presenciar una buena obra teatral… por tanto, dichas prácticas no se pueden convocar como “conocimientos previos”, sencillamente porque no los tienen, no obstante, los niños y jóvenes tienen las capacidades para descubrirlas y vivenciarlas. Por eso, el docente desde su condición debe intervenir para evitar que las primeras características impidan que el otro grupo siga el curso de su natural desarrollo. En primera instancia, el profesor remueve el primer gran obstáculo que es la ignorancia al impartir conocimientos, pero allí no termina su tarea porque no es un efecto mecánico – por la edad – que de la enseñanza se siga el estudio o el trabajo intelectual. El alumno tiene que querer, para hacerlo es necesario comprender las virtualidades de la inteligencia, del estudio, de la lectura… No me refiero a una explicación técnica de cómo funciona la inteligencia u otras capacidades, mi alcance es más puntual. Un modo para que un alumno pueda aventurarse por las travesías apasionantes de la lectura es que sea inspirado por su profesor quien desde el modo como toma un libro hasta el brillo de sus ojos al comentarlo trasmiten interés o pasión. Mostrar cómo se relacionan e integran los saberes con ejemplos y anécdotas de la vida real despierta la atracción por conocer más; y por último, cuando se abre el dialogo con una argumentación personal se modela la valía del pensamiento propio.

Soy un convencido de la fuerza inspiradora del docente para traer al presente, con nuevos bríos, esas tradiciones culturales que forman intelectualmente al estudiante. Para inspirar tenemos que estar convencidos de su valor, de modo que se pueda modelarlas con pasión, convicción y una dosis de buen humor porque los niños y adolescentes, mientras se viven como tales, les cuesta desprenderse de los encantos del presente. Un profesor que inspira es aquel que está convencido que su labor se corona cuando logra que su alumno enlace el estudio con su formación personal; en este contexto la lectura, el pensamiento propio, el asombro… cobran auge e interés para abrirse a la experiencia de vivirlos.


7 respuestas a “LA INSPIRACIÓN EN LA RELACIÓN PROFESOR – ALUMNO

  1. Un artículo muy inspirador para los docentes, padres de familia, y para los estudiantes, ejem, para aquellos que salen del molde y leen este tipo de epístolas energéticas.

  2. Alguna vez conversando con mi padre un día de cumpleaños reclamé el porqué no cultivo en mi el hábito deportivo de cualquier índole y agradecí luego, el porqué hizo de mi un lector de ese mismo diario donde al leerlo se escondía. Hoy leo ese mismo diario. Con esto considero que la lectura se contagia y que sino somos seguidores de una lectura convencional seguramente nuestra lectura puede ser estratégica, como en un juego o emocional, como cuando sabemos leer una mirada.
    Gracias por compartir una nueva inspiración.

    1. Midyel, muy simpática e ilustrativa su anécdota. En educación ¡si tan solo valoráramos la mirada del otro, en esa misma medida le daríamos peso a la ejemplaridad!
      Muchas gracias por su comentario
      Edistio

  3. Que importante es comprender que nuestros acciones, actitudes, costumbres o gustos son la principal herencia que dejamos a nuestros hijos. Su articulo, me ayuda a recordarlo y me alienta a intentar transmitir en mis hijos buenos habitos como el gusto por la lectura. Gracias,

    1. Yesica, gracias por su comentario que expresa la importancia que concede a la lectura y a los bueno hábitos culturales, que nunca deberían perderse.
      Gracias por su tiempo.
      Cordialmente
      Edistio Cámere

  4. El secreto esta en mostrar entusiasmo, porque el entusiasmo es contagiante, sea cual sea la actividad (deportiva, cultural o artistica).
    Debemos tambien cultivarlo mediante la repeticion para que se forme el habito, palabras que motiven y ejemplaridad, pero sobre todo con entusiasmo.
    Padres y profesores somos modelo y ejemplo a seguir que podemos influenciar mucho en la vida de los educandos si ejercemos un buen liderazgo sobre ellos. Recuerdo muy bien esa frase que dice «las palabras mueven, el ejemplo arrastra», la debemos tener presente todos los educadores.
    Mi hija de 10 anos suele imitarme desde muy pequena en todo lo que a mi me gusta hacer porque yo hago con mucha pasión y entusiasmo lo que me gusta. hasta ya decidio su carrera y quiere ser profesora como yo. 🙂

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