DAR IMPLICA TENER

Edistio Cámere

 Esa noche, la garúa y el frío se confabularon para que decidiera – no era su costumbre – hacer un alto, camino a casa, para tomar un café. Sumido en sus pensamientos, revolvió el azúcar, se dispuso a tomar el primer sorbo, cuando escuchó su nombre. Dejó la taza sobre el plato. Levantó la mirada. Era un amigo que conocía desde la infancia.

  • ¿Qué haces a esta hora por aquí? le preguntó.
  • A casa han llegado unos parientes de mi esposa, de sorpresa. Sin  nada en la alacena corresponde comprar algo de comer para atenderlos. Y ¿tú?
  • Vengo de trabajar.
  • ¿Tan tarde? ¿Estás en campaña, cierre de mes o algo similar?
  • No, usualmente a esta hora regreso a casa. Tú conoces mi historia familiar, hemos crecido casi juntos así que me propuse trabajar con ahínco para darles a mis hijos lo que yo no tuve.
  • ¿Qué no tuviste?
  • Casa propia, comodidades, buen colegio y viajes… entre otras cosas.
  • ¡Caramba! Eso quiere decir que casi no ves ni estas con los tuyos.
  • Los domingos me dedico completamente a ellos. La posición, que tengo dentro de la empresa, me ha costado mucho alcanzarla, es muy demandante y, además nos evalúan por el cumplimiento de metas.
  • Cierto, pero….
  • Estoy seguro que cuando llegue a gerente general está situación cambiará sustancialmente. Mientras… creo que el sacrificio lo vale.
  • ¿Tu infancia ha sido infeliz?
  • En absoluto, guardo muy buenos recuerdos.
  • ¿Qué has tenido en tu niñez que puedas compartir?
  • La verdad, muchas cosas… no sé por dónde empezar. Lo primero que se me viene a la memoria es el sonido de la puerta del garaje, al escucharlo para mis hermanos y yo significaba que mi papá había vuelto a casa. Me preguntaba cómo me había ido en el colegio, reíamos con sus bromas, casi siempre las mismas. Le daba un beso cariñoso a mi madre. ¡A mí me gustaba mucho ese gesto! En mi casa había alegría, me sentía seguro, nos queríamos. Además, solía traer algún detalle para la cena que en familia lo disfrutábamos.
  • Entonces, ¿eras feliz? o ¿echabas en falta bienes o comodidades para serlo?
  • Que recuerde, nada. Teníamos lo necesario. Lo poco o mucho lo compartía con mis hermanos, creo que hasta la inventiva se aguzaba para entretenernos haciendo nuestros propios juguetes. Mi padre se divertía con nuestro ingenio. En Navidad pedía muchos regalos pero al final me contentaba con el que recibía, quizá porque mis papás los escondían tan celosamente que para nosotros representaba una odisea dar con ellos y, cuando lo lográbamos los aplausos y la algarabía familiar no se hacían esperar.
  • En todos los momentos entrañables que has evocado la presencia de tu padre ha sido significativa. Cosa que yo nunca saboree… mi padre falleció cuando cumplí dos años. En cambio, tú has tenido una sentida vivencia que se ha incrustado en tu memoria. No dejes que el ajetreo diario y lo “urgente” impida que tus hijos no gusten de la presencia de su padre. Me tengo que ir en casa mis invitados y los míos esperan.

         Intentó un sorbo. El café estaba frío. Llamó al mesero. Quería pensar… acompañado con una bebida caliente. La conversación había sido amena como intensamente sugerente. Ideas y sentimientos encontrados se le cruzaban por la mente y el corazón. Una vez más, el café lo encontró frío. Sonrío y pidió la cuenta. Encendió el motor de su auto e inició la marcha de retorno.

        En su casa, la luz de la entrada era la única que la iluminaba. Todos dormían, usualmente así encontraba a su esposa e hijos. Estacionó el automóvil en el interior de la cochera. No se apeó, se estuvo un largo rato dentro pensando. De pronto se dijo a sí mismo: ¿Por qué no intento seriamente en darle a mi familia, mi esposa e hijos, lo que yo tuve en casa de mis padres? ¿Vale la más acaso adelantar una gestión laboral que contemplar la sonrisa de mis hijos? ¿No es mejor posponer esa reunión con un proveedor que dilatar la conversación o esa salida con mi esposa? La jubilación o el cese truncarán mi carrera profesional, en cambio, nunca dejaré de ser padre o esposo. Entró a su habitación, permaneciendo igual, la luz de la luna le daba un matiz de novedad. De seguro que le costará concretar su propósito… por lo menos, con seguridad esa noche durmió bien con la conciencia de haber elegido el camino acertado.

 


3 respuestas a “DAR IMPLICA TENER

  1. Hay generaciones que se sacrifican para que después existan generaciones que disfruten las sonrisas de sus hijos. Dejar la valla alta para que pueda admirar el tiempo. Aún así siempre es bueno un café con sacrificio. Su sabor es inigualable.
    Gracias por la reflexión.
    MV

  2. Lo que más recuerdan los hijos y la esposa no es lo que hacemos POR ellos sino lo que hacemos CON ellos. Ahora saboreo mucho más el café que usted comparte con nosotros. Gracias.
    Antonio Isla
    CPUr – Juliaca

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