¿Qué pasa en el Perú? una pregunta que puede responderse desde la escuela

Por Edistio Cámere

  

 

 

levantando-la-manoUna mano se levanta a mitad del salón. El profesor espera la pregunta pertinente a la materia impartida. El alumno sorprende: “¿Qué pasa en el Perú, profesor?”. Silencio en el aula. Luego, murmullo general; el tema interesa al grupo. El docente respira hondo, mientras juguetea con la tiza entre sus dedos mira al reloj que, obediente a su fin, no adelantará sus manecillas. Los estudiantes lo observan expectantes. El dilema está planteado: continuar o responder.

 

Continuar con lo planificado es una actitud formal respetable, pero tiene la desventaja de desperdiciar una muy buena oportunidad para hacer docencia formando el criterio. El escolar está sometido a una avalancha de información, ora virtual, ora visual, ora auditiva que le impide discriminar lo fundamental de lo aleatorio, la interpretación ideológica del hecho específico, la sensación como comentario del análisis reflexivo. Los alumnos no están desconectados con lo que sucede en su entorno, aunque se saben que no son protagonistas de lo que ocurre en su país. 

 

El Perú de hoy no encuentra la calma ni el reposo para mirar hacia delante. Está preso y presionado por lo inmediato y lo urgente. La problemática de la coyuntura consume las energías y esfuerzos que bien podrían desplegarse para decantar aspectos centrales y esenciales del país como base para proponer un proyecto nacional.

 

Nuestro país no es pasatiempo ni un tema forzoso que se trata obligado por las circunstancias; menos aún se le puede abordar como si uno fuera un indiferente foráneo. Es más bien una tarea que nos compromete y exige. En este sentido, la realidad peruana debe afrontarse con objetividad, serenidad y afecto.      

 

Ante la avalancha de noticias que desconciertan, los alumnos buscan conocimientos precisos y dosificados, tal como acostumbran a recibirlos en sus colegios. Por tanto, el docente tiene a su favor la motivación, el interés y los conocimientos previos de los alumnos como para redondear una faena eminentemente educativa. El joven, la joven es más receptivo al aprendizaje cuando participa vitalmente de los contenidos, cuando lo que tiene que aprender le afecta directamente. No olvidemos que estamos frente a personas en todo el esplendor de la adolescencia. Con todo el escenario a favor, la actuación del profesor no puede ser menos que descollante.

 

Con el respeto que merece la metodología de cada profesor, me gustaría compartir algunas ideas que pueden ser motivo de reflexión conjunta con los alumnos.

 

1.- Una visión realista

 

El Perú es un organismo en crecimiento, con dolencias y malestares propios de su juventud. Incompleto, quizá. Tal vez con fiebre alta por alguna infección, pero ¿todo él está enfermo y desahuciado? Desde una perspectiva real nuestro país es absolutamente viable. “Quienes caen en la amargura, en el pesimismo, en el desencanto, ignoran que el Perú es aún una posibilidad (Basadre).

 

Si nosotros, los peruanos, nacidos y habitantes de este espacio geográfico, de esta nación llamada Perú, nos lamentamos de nuestra suerte, si lo criticamos con acidez, si somos incapaces de valorar lo positivo, ¿quiénes van a construirlo? Si nuestras energías abrevan en las aguas del desánimo y del pesimismo, ¿podremos sorprendernos, luego, por estar atascados en el subdesarrollo? Una percepción real del país no soslaya sus errores, sus imperfecciones, ni sus dificultades, tampoco magnifica lo positivo. Un enfoque objetivo, por el conocimiento de la realidad, supone una actitud positiva y bien dispuesta para la acción, para el cambio. La actitud es tan y algunas veces más decisiva que los meros planes y estrategias para el desarrollo. Confianza, generosidad, esfuerzo, lucha, ilusión, son algunos de los ingredientes de una actitud positiva, que es la llave que abre la puerta al crecimiento.

 

2.- Coherencia entre el actuar y el pensar

 

La ética tiene que presidir todos los actos humanos. Nuestras acciones tienden a afectar de un modo u otro a las otras personas. No se puede actuar con violencia, por intereses mezquinos, irreflexivamente o pisoteando la dignidad del ‘otro’. Es tarea vital procurar ser solidarios, comunicando las capacidades y dones con miras a contribuir al bien de los demás. Es la única manera de hacer una nación grande y próspera, pues se fortalece la relación entre los ciudadanos. Evidentemente no es fácil actuar sobre la base de criterios éticos, pero no hay otro camino más seguro que éste. 

 

3.- Crisis de valores

 

Los jóvenes observan comportamientos encontrados en las personas adultas, que los justifican apelando a tal o cual valor. Por ejemplo, es común escuchar el siguiente comentario acerca de un personaje público: “Ha robado pero ha hecho obras. Por último, todos roban”. Tal glosa deja mal parada a la honradez, pues el vivirla depende de las circunstancias, del estado de ánimo. Estamos de cara a una honradez estacional: supeditada al clima.

 

Nuestros alumnos deben estar enterados que a los valores se les han vaciado de su contenido real. El nombre es el mismo pero significan distinto con arreglo a quien los utiliza. Conceptos como el amor, libertad, bien común, matrimonio, democracia, honradez, patriotismo… etc. sufren de ese mal. En efecto, si existiese unidad meridiana en la definición de los valores es muy seguro que no habría tanta polarización; el camino a la cooperación y consenso sería menos escabroso y tortuoso.

 

Los valores son universales pero se especifican en cada persona. No se individualizan a tenor de las propias circunstancias, sentimientos o caprichos. Encarnar un valor exige esfuerzo personal. Sin este ingrediente su valía se diluye. Y sostener la arquitectura de los valores sin el cultivo personal es como tratar de buscar peces en la bañera de la casa.

 

El cultivo personal pasa por la formación del criterio para discernir meridianamente por la verdad y educar la voluntad para optar y querer el bien. Pero para mantenerse en la elección de un bien es necesario adquirir virtudes, que son repeticiones de hábitos operativos buenos. Por tanto, el enlace de los valores en cada persona singular y concreta pasa por la educación de las virtudes. Una persona, sincera, generosa, desprendida, solidaria estará en condiciones de vivir el valor de la amistad o del amor. Por el contrario, una persona estacionada en el egoísmo no los sabrá encarnar, para hacerlo será necesario que se descentre de su ‘yo’ para adherirse y vivir los compromisos de la amistad o del amor.

 

4.- ¿Cómo puedo demostrar mi cariño por mi país?

 

Esta pregunta, no ajena al sentir vital de un joven, tiene algunos matices que conviene explicitar con el propósito de otorgarle viabilidad a la demostración de cariño. El primero tiene que ver con la libertad, con la decisión personal de especificar no sólo el ‘qué’ sino sobre todo el ‘cómo’. Por ejemplo, atender en clase puede ser el qué. Es una buena opción, pero allí no se expresa cabalmente el cariño, es necesario matizarlo con un adjetivo: atiendo interviniendo, la intencionalidad que se le ponga expresa mejor el grado de cariño.

 

El segundo aspecto mira a la responsabilidad consecuente. ¿Con qué?, con las posibilidades que me brinda el entorno en el que me suelo mover. Sentir que quiero a mi país sin cumplir el propio deber que me impone la propia situación ordinaria es, sencillamente, no quererlo. Los alumnos despliegan su personalidad entre su hogar, la escuela y los amigos; son tres ámbitos en los cuales pueden contribuir al desarrollo de su país. El estudio, cuando se vincula con el crecimiento personal, no sólo reditúa puntuaciones altas sino que además es un medio para saber y querer lo que se conoce, de manera que el alumno se forma para aportaciones efectivas y fecundas cuando se inserte en el mundo socio-laboral.      

 

            Por último, el joven puede añadir: De acuerdo, me esfuerzo por ser mejor estudiante, pero eso cómo influye en el Perú”. Es una buena observación. La sociedad es como una red de relaciones. Lo que uno hace influye en el otro y a su vez éste en aquel, luego éste en otro… y así sucesivamente. De manera que cada uno es medio para el crecimiento del otro. Esta red social es horizontal y ascendente, es decir, incluye primero a los que están más próximos a cada uno: para el caso de los alumnos es su familia, el colegio y sus amigos, luego se va expandiendo a otros ámbitos.

 

Darle un rostro humano de acogida y calidez a esos ámbitos es -sin lugar a dudas- contribuir desde los cimientos de la sociedad a promover una convivencia pacífica entre los peruanos. ¡Esto es amar sinceramente al Perú! Cada vez estoy más persuadido que el aporte de los jóvenes es fundamental para lograr un país más justo y solidario… a través de la educación.

 

A modo de final  

 

A los colegios les conviene atender lo permanente, la formación del alumno para que luego pueda elegir acertadamente el bien. La política partidarista no es lo propio de la escuela. Lo propio son las virtudes sociales. No es propio del colegio inducir a los alumnos a manifestar públicamente aceptación o rechazo. Le es propio, sin embargo, fomentar en los alumnos la solidaridad y la cooperación con los demás. No conviene a la escuela propiciar polémicas en torno a una coyuntura determinada. Le conviene fomentar el estudio, el análisis y reflexión para encontrar la verdad y la naturaleza de las cosas.

 

Pienso que la pregunta ¿Qué pasa en el Perú? Invita a los colegios y a los profesores a prepararse para -sin perder de vista su esencia formativa y educativa- encarar otras muchas interrogantes que los alumnos formularán a tenor de lo que la sociedad globalizada les ofrezca. Cuanto más preguntas, más confianza en el colegio y, por ende, tendremos mayores posibilidades de formarlos en temas propios de la vida.

 


2 respuestas a “¿Qué pasa en el Perú? una pregunta que puede responderse desde la escuela

  1. Estoy de acuerdo en que debemos trabajar por nuestro país con una gran cuota de positivismo, porque ¿si no para qué luchamos?, pero eso sí, para poder seguir con el mismo ritmo y ganas se necesita que urgentemente se enseñe en las escuelas -preferiblemente en los hogares- lo que significa el respeto a los demás y a las normas, si esto no se da poco a poco quienes vemos el día de hoy, como la base del mañana, entonces nos cansaremos de ser positivos y caeremos en lo negativo.

  2. Muchas gracias al autor de esta pagina por ofrecernos reflexiones que nos ayuden en nuestra profesion de maestros. Ojala alimente este blog periodicamente para poder leerlo y tener alcances para ser mejores personas y mejores profesores. Felicitaciones.

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