LA ILUSIÓN DEL DOCENTE

Edistio Cámere

Iniciar algo remite a la fascinación de lo inédito, de lo que se estrena. Ante lo nuevo el ser humano se sobrecoge porque se sabenino-y-maestra proyectado al futuro y, precisamente por eso, es capaz de tener ilusión. El encuentro con lo nuevo convoca a nuestro ser a caminar por la senda de las posibilidades. En efecto, una posibilidad es un reto a responder, es esperar aquello que se puede tener; es una oportunidad para conquistar; una obra a lograr, y, una relación a establecer. La vida de una persona no es una utopía, es un proyecto a realizar y, como tal aquella es capaz de ilusionarse. La ilusión es real, presente y actual pero proyectada hacia su consecución futura. La ilusión significa anticipación, avance de lo que espera; al mismo tiempo es un modo de proyectarse hacia adelante. Por eso los proyectos que el hombre incuba son expresiones de su dinamismo, de su afán por dilatarse en el tiempo escribiendo su historia personal. No es ordinario que una persona no tenga proyecto alguno, sí así fuera no tendría ilusiones.

Ciertamente, no toda ilusión tiene la fuerza como para que ilumine el tramo de una vida. “Para que la ilusión persista, es necesario que tenga continuidad, es decir, que su percepción o posesión sigan siendo programáticas” ([1]) que tenga unos principios, objetivos o argumentos que le otorguen razones permanentemente atractivos. Si su contenido fuera un producto o un resultado, en aquel se desvanecería la ilusión al apropiarme de sus consecuencias; si fuera un objeto, su posesión me colmaría. Propiamente la continuidad de la ilusión no radica en un objeto en cuya captura se agotaría el argumento de un proyecto. La continuidad habría que fundamentarla en los beneficiarios de la acción, personas distintas a quien la ejecuta. La ilusión es incompatible con la soledad. El fruto no puede ser para sí mismo, se otorga a otros.

Como los beneficiarios directos de la acción docente son los alumnos, su ilusión puede ser renovada y actualizada continuamente, entre muchas razones, porque: a) a las personas no se les puede poseer totalmente y si acaso se intentara, una vida no alcanzaría; b) Son libres, por tanto, imprevisibles; c) La naturaleza humana es de tal índole que puede crecer irrestrictamente; d) Cuando el afecto media, la mirada los contempla en un constante estreno presente. Precisamente porque intermedia el interés genuino, el docente procura que se desplieguen en todo su apogeo sin aparcarse en lo que es sino en lo que puede ser en un sin cesar continuo. “Cuando he llegado a ver algo, pueden suceder dos cosas: que termine de verlo como cuando contemplo un paisaje, una gema, una flor, un cuadro; o que siga viéndolo indefinidamente, como ocurre con un rostro querido. Este tiene un carácter programático, argumental, incesante, henchido de innovación, y se lo puede seguir mirando durante toda la vida, sin que se acabe nunca, sin que se lo dé ya por ‘ya visto’”. ([2]) En esta mirada repetidamente nueva al alumno reside la ilusión del docente. Por el contrario una mirada determinista o mecánica hacia el educando adelgaza su ilusión. Cuando el maestro se instala en la experiencia del “todos los alumnos son iguales” del “ya sé como son” para él un año que inicia no tiene nada nuevo, es una simple reiteración del pasado.

En la escuela, por su misma naturaleza, no se ha visto de todo, siempre hay un gran espacio para lo nuevo e inédito. El docente con larga experiencia laboral sabe que el alumno no debe ser reducido a solo los hechos que muestra con su comportamiento, sino que lo mejor de ellos late en el fondo, a tal punto que se torna en una promesa que lo invita a poner lo mejor de sí para sacarlo de la potencia y ponerlo en acto, para hacerlo realidad; si esta promesa se adquiere con cada educando, la ilusión profesional del docente tendrá visos de novedad siempre actual.


[1] Marías, Julián, “Breve Tratado de la Ilusión”, Alianza Editorial, Tercera Reimpresión, Madrid, 1997, pág. 42

[2] Ibídem, Pág. 42


7 respuestas a “LA ILUSIÓN DEL DOCENTE

  1. La ilusión es también el ver lo que los otros no ven.Es también el exterminio de los estereotipos o los prejuicios, donde el interés por el otro nos catapulta hacia esas nuevas plataformas de donde tomamos impulso para avizorar nuestros sueños.La ilusión de un docente es también la primera mirada a nuestro norte docente.

    1. Midyel, muy buen y cierto el apunte que nos brinda porque nos introduce al siguiente tramo de la ilusión: la ilusión profesional. Me gustaría abordarlo en una próxima entrega.
      Muchas gracias
      Edistio

      1. Interesante artículo profesor. A partir de ahí pienso en la relación entre lo novedoso y la innovación y me pregunto ¿cómo lograr que la «ilusión» del profesor pueda compartirse con sus pares y con la dirección del colegio, para que progresivamente ese tema novedoso que lo atrae y motiva, se convierta en un proyecto innovador que beneficie directamente a la institución y a la cultura organizacional de la misma. Asimismo coincido con usted cuando señala que cada docente debe conocer a su alumno no solo por su comportamiento, sino también por sus intereses, su desarrollo, sus avances . Creo que para ello los docentes requieren llegar al primer día de clase con «ilusión profesional», y mantener esa misma actitud durante todo el año, lo cual requiere de mucho esfuerzo y dedicación, sobretodo en la preparación de sus sesiones de aprendizaje, en las entrevistas con los padres y los tutoriados, delimitando las capacidades que desea impulsar a cada uno de sus estudiantes, convirtiendo cada ficha del alumno en una hoja de trabajo minuciosa, personalizada y no en una matriz fría y anónima. La batalla es dura, pero no imposible. Lo importante es «ilusionarse» cada día , perseverando en la tarea y dándole continuidad a cada uno de sus actos.

  2. Cada año escolar es diferente al anterior y al próximo. Es porque cada alumno es singular unico y original. Cada aula tiene heterogeneidad de personas en formacion y constituye para el docente un reto ayudar a cada uno. La ilusión del docente esta basado en las nuevas experiencias, aprendizajes, y logros asi como la alegría que le traerá el poder ayudar a cada alumno, como obras de arte originales y diferentes unas de otras a las que puede esculpir en mayor o menor medida de acuerdo a muchos factores como capacidad de ser vicio, paciencia, voluntad, perseverancia y optimismo
    Lindo artículo si me concedes permiso lo transmitir e a mis profesores, sobre todo a los que les ha «tocado grupos difíciles».
    Gracias edistio, por darme la oportunidad de leer tanta verdad en éstas lineas

    1. Gladys, gracias por tu ilustrativo comentario. Con mucho gusto puedes reproducirlo e invitar a que tus profesores lo lean y lo trabajen.
      Cordialmente
      Edistio

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